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A veces aun te llueves

Te sigues lloviendo
De esa manera muy suave
Que tienes de inundarte los ojos
De ahogarte por dentro.

Aún así, te humedeces los labios
Te saboreas la sal de tus manos
Te gusta sentirte anegado
Lodo en los pies descalzos.

Llueves de esa manera liviana
Con que, en silencio,
Se desbordan los causes
De a poco, inevitablemente.

Casi ya no eres tormenta
Aletargado en tus propios océanos
Humedad constante
Enmohecido pantano.

Pero ahora vuelves a lloverte
Sientes los torrentes
De entre tus brazos crecen
Todos los Tigris y los Eufrates.

De nuevo vibras, con oleadas mansas
Suspiras por toda esa agua
Y de tus cielos grises
Brotan goterones de esperanzas.

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