He estado saliendo es un ensayo visual realizado colectivamente y a la distancia durante el inicio de la pandemia. La narración sucede en Turín, Italia en un momento en el que aún no era posible dimensionar lo que sucedería con la emergencia sanitaria. La reflexión que propusimos en ese entonces, primavera de 2020, fue uno de los aspectos que, a lo largo de estos abrumadores meses se han demostrado como uno de los puntos más críticos de este proceso histórico: la marginalidad y la distancia de un mundo sostenido sobre los corroidos pilares de la desigualdad.
Es terrible que este otoño me huela a muerte, a descomposición incierta por los tejidos del alma. A los octubres de otros tiempos debo algunas de mis historias más dulces, de perfumados olores de fruta conservada; hoy tengo miedo de este octubre que comienza, que aun se niega a ser otoño del todo, que calienta de soles de primavera y se inunda de lluvias olvidadas por las manos del verano, tengo miedo de la forma en que los días de octubre van avanzando sobre mis propias manos, en la cuenta de lo inesperado, de ese amor inevitable, furtivo, animal de caza, acechando. Cualquier amor, no importa, a los octubres de mi vida han llegado incluso algunos de los más desafortunados, algunos en la ausencia de mares de distancia, otros en las vueltas continuas de lo que por haber comenzado nunca, tampoco nunca se acaba. Me enamoro en octubre, lo digo con pensar, me apenan las carcajadas que despierta en los escuchas una confesión tan descabellada. Pero lo digo con voz pesada, hinchada de piedras
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