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Mostrando entradas de abril, 2011

Carta de sol

A sabiendas de no deber, comparto nuevamente algo de la correspondencia privada. _______________________ Maun, Botswana, 12 de febrero de 2011 ¿El misterio de las cosas? ¡Que se yo lo que es misterio! El unico misterio es que exista quien piense en el misterio. Quien esta al sol y cierra los ojos Comienza a no saber que es el sol Y a pensar muchas cosas llenas de calor. Pero abre los ojos y ve el sol, Y ya no puede pensar en nada Porque la luz del sol vale más que los pensamientos De todos los filósofos y de todos los poetas. La luz del sol no sabe lo que hace Y por eso no yerra y es común y buena. Alberto Caeiro Hombre solar: Te escribo hoy a pasos de mañana tardía, a la orilla del Okavango Delta, que no es un delta aunque es el más grande que hay, que viene de un río y nunca va al mar, baña el rojo Kalahari y nadie sabe a dónde va a terminar, a menos de 70km del Trópico de Capricornio. Un Delta que no va al mar nunca y sin embargo sabe a sa
A la vuelta, al tiempo que gira y recurre y se vuelve el mismo siempre, repitiéndose en la necedad de lo continuo, nos encontramos a nuestros propios pasos, inevitablemente seguimos siendo esos mismo que fuimos. Ahora, entre las acumulaciones de los abandonos me he encontrado con la correspondencia de otros tiempos, me he dado en la cara con las puertas que creía cerradas y, letra a letra, me he descrito con el pasado el mismo presente que vivo. Comparto, a riesgo de jugar de nuevo a poner en público lo que de privado ha estado hecho, la misiva que me ha hecho sentir ese recurrir de mis tiempos. Omito al remitente, pues él bien sabrá quién es y los demás no tienen necesidad de saberlo. Así omito también la temporalidad del texto, pequeñas huellas a borrar para proteger los caminos por dónde se ha escapado el pasado de esos viajeros. __________________ (Remitente): No, nunca es demasiado tarde. Aun en la muerte, al último aliento, nos da tiempo el pensamiento de volvernos sobre nuestro