Me amarás por mis ojos, que se humedecen del mar de tu aliento, me dejarás que te llene siempre los oídos con mis cantos ligeros, sirena de tus misterios, me dirás a los amaneceres siempre que no se nos acabe el tiempo, que sigamos siendo estos en el amor y en el sueño, en la forma de añorarnos a pesar de estar lado a lado, navegando por las mismas profundidades, aun sin tocarnos. Hoy de nuevo te sueño, no sé si es que te dije ésto y aquello durante la noche, muy quedito para no despertarte, o es que me he soñado que te lo gritaba de un lado a otro de las ruidosas calles de las ciudades que nos inventamos para tener sueños con gran escándalo. Luego, nos amanece, en la cama que nos abraza, nos besamos de nuevo, besos con sonrisas, en calma, sin las pretensiones ni las ansias de los primeros tiempos. Otra vez soñé contigo, te lo digo, y me río de lo absurdo que suena el estar soñándose al que descansa a nuestro lado, y te ríes también de mi risa que no comprendes. Y entonces sentimos esa...
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