Ir a sí mismo, agazaparse en sus propios misterios, perderse en la dulce melodía de los besos que sólo uno sabe ponerse sobre el cuerpo y, al final, hallarse en silencio, sin saber qué decir, sin un misterio.
Es entonces cuando llega el miedo, por el abismo que se nos muestra dentro, a un paso nuestro, si estiramos la mano, podemos sentir la furia, el entierro.
Nihilismo, incertidumbre, nausea, vacío, ausencia, muerte, todo ello está en nuestras entrañas, se cultiva con los jugos de nuestro cuerpo, crece despacio hasta invadir las tapias de silencio.
Es entonces cuando llega el miedo, por el abismo que se nos muestra dentro, a un paso nuestro, si estiramos la mano, podemos sentir la furia, el entierro.
Nihilismo, incertidumbre, nausea, vacío, ausencia, muerte, todo ello está en nuestras entrañas, se cultiva con los jugos de nuestro cuerpo, crece despacio hasta invadir las tapias de silencio.
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