Escribo, sí, escribo largas cartas en estos días, voy palabra a palabra trazando las rutas de mis afectos, de mis cercanías, desde la otra orilla, botellas de colores con mensajes cifrados en sus entrañas frías. Gitana, lanzo hechizos de palabras en esas botellas azules sin esperar que lleguen a ninguna orilla, pero sabiendo bien que serán leídas. Embrujos para mis lectores, para los ojos que me han mirado con amor, con tristeza y con ira; para las miradas de afecto pongo en mis palabras suave sabor de flores de naranjo fresco, para los de amor desmedido, apasionado apego, pienso en duraznos suaves, embriagados de veranos nuevos; para la ternura de los años largos, de los trayectos continuos, me he pensado siempre con el sabor cálido que las barricas de roble le ponen al vino, un poco amargo si se siente de más, pero siempre un abrazo a nuestros sentidos que si no ponemos atención en nuestro paladar nos puede pasar desapercibido. Tengo también en mis cartas saladas palabras para abrir