Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2010

Cronicas Seleccionadas

Para los que no tuvieron la amable suerte de leerme en las paginas de La Aficion de Milenio Diario durante la temporada mundialista, aqui encontraran con la etiqueta de Cronicas Seleccionadas todo lo publicado en esos dias.

Cronica final

Hoy Sudáfrica se despide de los ojos del mundo, cierra la fiesta del Mundial un campeón nuevo, la furia roja ha hecho vibrar de olés y vuvuzelas los muros del Soccer City, entre el público desbordado de fiesta hemos visto los rostros del pueblo y de la realeza junto al gran ícono vivo que es Nelson Mandela. Sentir, vibrar, inspirar, el tiempo de África ha sido un derroche de realidad, profunda, contrastante, apasionada, hecha para cantarse. Sudáfrica recibió la encomienda del Mundial con euforia, en el camino quedan los recuentos, las cifras finales, los costos inescritos y las capitalizaciones más allá de la cancha, pero lo cierto es que concluye la fiesta pero se ha dejado ya una puerta abierta, la mirada del mundo no puede hacerse a un lado después de haber tocado tan cerca la cálida realidad de una Nación levantada sobre la diferencia y fortalecida ahora en la lucha por la igualdad. Si algo hay en esta tierra es la capacidad de inspirar, sí, inspirar al mundo en la permanente sonri

El veneno en la manzana de Sudafrica

Seduce, Sudáfrica se mueve suave, sonríe, es un placer a los ojos que impacta, hombres y mujeres de la población originaria son un sueño de sensualidad, las curvas arriesgadas de sus cuerpos, la forma caprichosa en que sus ropas muestran más que ocultar su piel oscura; bailan, entre tambores sus caderas se aceleran, despiertan los más simples instintos del juego sexual. Son naturalmente hermosos, poseedores de la fuerza primigenia de la atracción. Las mujeres negras en Sudáfrica son un derroche de deleites, el trenzado complejísimo de sus cabellos, esculturas de imposible estética que las coronan, reinas de ese cuerpo palaciego. Su sentido del encanto es extremo, hablan atemperando el aire con la calidez de sus labios, el ritmo acompasado de sus pasos canta canciones de encantamiento para quien las mira pasar. Abiertos al amor, en los bares de la celebración mundial, en las calles rebasadas por la mirada ávida de los turistas, esos hombres y mujeres salen a cazar; es fácil, enamorarse

Sabores exoticos

Para conocer un lugar hay que escuchar sus sonidos, tocar sus texturas, sentir en el viento los distintos olores que despertarán las estampas de la memoria, pero sobre todo, no es posible tener una impresión precisa de un sitio si no se han probado sus sabores, en Sudáfrica es necesario ausentarse un poco de la vorágine de los Fast food inherentes a toda aglomeración internacional, salir de las inevitables trasnacionales del consumo alimenticio y poder sentir un poco de los sabores locales. Sudáfrica tiene un sabor fuerte como la naturaleza de su gente, sabe a carne condimentada, a pimienta sobre cordero y a pollo sobre las brasas, acompañados de pasta de harina de arroz con salsas agridulces y cebollas; sobre el pesado sabor de la carne flotan esas salsas dulzonas que dan un respiro al paladar, y al lado de los platos lo mismo podemos encontrar las universales papas a la francesa que exóticos purés hechos de plátano frito o calabaza. En las calles, mujeres con coloridos pañuelos sobre

Extranjeros en Sudafrica

No son pocos los sorprendidos con los equipos que van a la Semifinal, se esperaba mucho más de muchos otros, y de estos que están no se pudo preveer tan larga estancia en este lugar; entonces muchos de los extranjeros que permanecen en Sudáfrica no esperaban tener que alargar tanto su viaje y otros, claro, se han ido temprano a casa, pero hay otros más a los que la curiosidad de África ha seducido desde hace muchas semanas atrás. En el viaje de a pie se van encontrando extranjeros de todos tipos y de los más diversos orígenes, lo mismo se puede terminar en una mesa de uruguayos nacidos en Nueva Zelanda en una ola de migración que, nos explican, es de lo más conocida en su país, que departiendo con algún vasco en el exilio, un parisino que no entiende nada de futbol y un sudafricano nativo que no puede explicarnos bien a bien por qué anda en el circuito de mochileros que ahora ronda en el país. De un momento a otro cambian los acompañantes: una chica de Boston hace amena amistad con dos

Ke Nako

La voz en zulu que escuchamos en el promocional en donde la silueta de una mujer sostiene un balón mientras grita Ke Nako (kina cooo sería más o menos su fonética), significa “es tiempo” o es el momento, con esa frase se ha tratado de identificar la celebración mundialista en el África del sur, retóricamente, en discursos, canciones, declaraciones de funcionarios y promocionales en los medios de comunicación, se pretende hacer la analogía simbólica de lo que implica traer la gran fiesta deportiva a estas tierras. Pero más allá del apropiamiento natural que los sudafricanos han hecho de la celebración del futbol, lo mismo portando la camiseta del equipo propio que la del extraño, celebrando el gol en cualquier portería y haciendo retumbar estadios, calles o playas con las vuvuzelas, la realidad se impone, va surgiendo de entre los brillantes colores de las banderas con que se visten los aficionados futboleros. Entonces se siente con claridad la dinámica del desempleo, de la migración y

El Mundial en costas del Indico

Sudáfrica es tocada, lado a lado por dos océanos distintos, Durban, costa del Índico, destaca por el gran arco que lo corona, mira al mar agitado por los vientos invernales que no impiden el juego de los visitantes en las playas, los más tomando el sol y los menos aventurándose en el agua que no alcanza los 15 grados. La primera vista a la costa nos llena los ojos de colores diversos, de nuevo el contraste como signo inequívoco de esta tierra, entre las olas se mueven los cuerpos de su gente originaria, hechos de un molde distinto, torneados sobre madera oscura, cuerpos de ébano orgullosos de su físico, se muestran, desfilan ante las miradas atónitas de los que pasean, a su lado, en el extremo de las posibilidades de la apariencia, de los atuendos y los hábitos de vida, están los musulmanes ortodoxos. Las mujeres sólo muestran sus hermosos ojos, mínima anticipación de lo que bajo sus aparatosos trajes de baño se ocultan, alejadas de las aguas, quietas en su posición secundaria, niños y

Amargo sabor a derrota

En la jornada mundialista se van reduciendo los comensales de la mesa del festejo, muchos vuelven ya a sus países de orígen degustando los diferentes sabores de la derrota en el campo de juego; algunos se van con la sensación de júbilo del logro nuevo, de haber hecho lo que antes nunca habían podido, y del lado contrario, en la otra orilla del mismo abismo de las derrotas, están los que han caído de lo más alto. Las selecciones "grandes" han dado tristes sorpresas en este mundial a sus aficionados; ingleses, italianos y franceses se han ido de esta Sudáfrica mundialista con un sabor muy amargo, en medio de juegos desastrosos, de haberse medido con selecciones consideradas muy inferiores y ante las cuales no han sido capaces de marcar su poderío. Las torres más altas caen con el mayor estruendo, se llevan, sin duda, grandes lecciones. Pero hay un sabor distinto de la derrota y es el que se llevan las al menos dos decenas de miles de mexicanos que vinieron a abarrotar como nadi

El toque historico del juego mundialista

En medio de la fiesta, del trasnochar de los bares en el festejo perpetuo de la fiesta futbolera, se levanta la efigie de Nelson Mandela, la historia viva de la Sudáfrica moderna lleva ese nombre como causa, como bandera, de él nacen las grandes inspiraciones del espíritu de liberación de esta tierra, y también de las raíces de ese hombre grande se aferran los recuerdos más amargos del colonialismo y la opresión. Se hizo obligado para el turismo mundialista los recorridos más allá del Johannesburgo del distrito de lujo de Sandton y las inmediaciones de los estadios, el nombre de Soweto sale de los libros de la historia reciente para instalarse en los tours turísticos: vaya usted a la antigua casa de Mandela, pero no olvide también pasar por su lujosa residencia moderna; visite el museo del Apartheid, que lleva el nombre de Héctor Pieterson el primer niño asesinado en las revueltas de los años 70, y claro, pásese por las colonias populares y los cinturones de miseria para ver a los niño

Paradojas de la derrota

Al final el marcador es implacable, en el Mundial, como en todos los juegos, se termina por hacer cuentas y dividir al mundo entre ganadores y perdedores, aunque las cifras juegan de una manera casi impredecible, bien podemos ver cómo se configuran en los minutos del juego. Este jueves hemos vivido nuestra ronda de definición, a la misma hora, los cuatro equipos del grupo sellaron su futuro mundialista, quedan para el análisis y para la historia dos grandes paradojas. Mientras en el estadio de Rustenburgo México mostraba lo peor de sí, daba palos de ciego, equivocaba la alineación y se hundía ante los incomprensibles cambios que hablan de un criterio técnico totalmente sumido en el yerro, lo vimos en la cancha, equivocar la estrategia arruina a un equipo, lo hace irreconocible. Del otro lado, el anfitrión abatía con furia a una alicaída Francia. Hoy, a la hora de las cuentas, quienes celebraban un triunfo quedaban fuera y nosotros, los mexicanos, buscando a gritos los responsables de l

Sobrada la euforia, insuficiente la infraestructura

Era verde, brillante, vibrante, el estadio Peter Mokaba de Polokwane fue una fiesta mexicana de mariachis, guerreros aztecas y luchadores, el tricolor de la afición nacional inundó el paisaje africano, oleada tras oleada, en una marea que subió con el atardecer y se sobrepuso al frío de la noche, se hizo grande a cada pase, al dominio del balón por la escuadra nacional le siguieron los gritos de júbilo, los festejos irrefrenables. El primer tiempo nos calentó los ánimos, minuto a minuto de los primeros cuarenta y cinco nos fuimos creciendo, hasta tocar casi con la punta de la lengua esa gloria que nos estábamos ya mereciendo. El estadio rugía, ni baile, ni coro, ni sonoridad de vuvuzela, lo que vivía en esa noche helada era el grito de la urgencia. Nos fuimos sedientos al medio tiempo, la calma de la espera nos recordó el frío de los -5º que estábamos viviendo. Y luego el gol, trueno de victoria, las banderas se fueron al cielo, en un abrazo nos hicimos hermanos, pero no nos detuvimos,

Sudafrica, capital del contraste

En Sudáfrica se vive el constante contraste, el antagonismo en la piel de sus habitantes es un aviso de lo abismal que pueden resultar sus tonalidades. En sus ciudades, y aun en algunas zonas rurales por las que hemos podido pasear la mirada a vuelo de carretera, conviven dos visiones del mundo totalmente distintas, la originaria que se superpone al paisaje árido con sus ritmos y el brillo de sus colores; y la colonialista, venida de tan al norte que es naturalmente ajena, sobria, silenciosa, trabajadora, la gente blanca en Sudáfrica está arraigada por generaciones a esta tierra y sin embargo no pertenece a ella. Desde cualquier esquina de Johannesburgo, las casas, antiguas o modernas, de desarrollos habitacionales o zonas exclusivas, no van más allá de los tonos ocres, de los sobrios muros blancos y los tejados europeos inclinados; y frente a ese paisaje la población negra mayoritaria se viste de alegres tonalidades, así como su bandera, hombres y mujeres llevan vestidos brillantes, s

Sonora, Sudafrica mundializa las vuvuzelas

Si alguna referencia clara tenemos del África en general y ahora de Sudáfrica en particular, es que suena; que hay en este rincón del mundo grandes raíces de la música de todas las tierras, que cuando la gente habla, a gritos en las calles, parece que canta y que cuando nos responden en un idioma adoptado de otras culturas, inglés en Sudáfrica, nos suena de una manera distinta, con una profundidad insospechada. De ellos heredamos la marimba, los vibrantes tambores, la noción rítmica de muchas de nuestras identidades musicales. Sudáfrica este 2010 suena sí, fuerte, distinta, unificada por el grito mundialista al que ha dado identidad con la reinvención de la trompeta que ahora se hizo vuvuzela –palabra suave heredada del zulú-, que nos ha dado en este Mundial un sonido único, que recuerda las raíces más ancestrales y a la vez parece nuevo, nos sorprende en medio de los estadios que no rugen a gritos, sino que zumban, ondean, construyen un clamor unificado, un solo organismo que se feste

Amanece en Sudafrica

El primer amanecer en Sudáfrica lo vivimos con el Atlántico de por medio, pudimos sentir por entre las ventanas del avión el calor de este sol fuerte a pesar del pronto invierno, y deslumbrados con su luz pudimos ver cómo se extiende debajo de nosotros la vasta sabana, de tonalidades ocres y rojizas. Al descender nos reciben los sudafricanos con sus miradas profundas y su piel asombrosamente oscura, nos miran los rostros, nos sellan los pasaportes y de pronto, una empleada de migración nos abraza con un sonoro grito de ¡Viva México!, sonreímos, la fotografiamos, nos hace la llegada amable, nos anticipa el ambiente de nuestro primer encuentro, inaugural, contra los Bafana Bafana. Johannesburgo se distingue en el horizonte sudafricano por ser el centro mismo de la urbanización, los edificios que no abundan se concentran aquí, en su estética arquitectónica podemos ver su pasado histórico de colonia holandesa: las casas de ladrillo rojo con sus tejados inclinados al más puro estilo europeo