Ir al contenido principal

Memorial

Debía escucharse sólo el silencio, cuando pasaban ellos, con los pies sin tocar el suelo.
Un ritmo quieto, su transcurrir por los sueños.
En esas horas lentas en que los niños juegan a solas y los padres hacen la siesta.
Andaban por sus ciudades como en otras épocas.

Los hombres de las guerras, con sus heridas siempre abiertas, las miradas solas, las manos aún inquietas.
O sólo el recuerdo de esos hombres, ni aunque sombras.
Pasando por el aire, colándose entre los chubascos del verano sin mojarse, pura neblina en noches invernales.
Al otoño se muestran, dónde el viento arremolina hojas.

Cuando pasan por el camino, a la vera se siente el mirar de sus mujeres antiguas.
Los ojos cristalizados, embalsamados de lágrimas.
Pero estos hombres no las perciben, las piensan a la puerta de sus casas, estáticas.
Gira la noria de sus recuerdos de estampa antigua.

Sólo sombras en la hora más clara del día, no se cansan de darle vueltas a las calles donde se les perdió la vida.
Mudos, los labios zurcidos con las palabras no dichas.
Pasan a la hora de la siesta, por una calle que fue la suya, con el cuerpo cansado de no parar todavía nunca.
Se detienen a ver el juego de los niños, se reconfortan.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuatro los tiempos

Sequias anidan largos los tiempos veredas que guian memorias del cuerpo Avanzo por Africa territorios negros trenes que dilatan al futuro incierto Del cielo en parvada aereos alientos garganta salada pasados secretos Abandono palabras por no decir lo cierto verdades cortadas por afilados misterios

No me descarto

Descarto, por perecederas, todas las ideas con las que no se pueda jugar, no soporto su quietud, sus caras largas, aburridas de su estática, tristes de ser tan siempre las mismas; prefiero a esas que vienen envueltas en paquetes que hacen ruiditos, cajas poliédricas que nos engañan con sus aristas y nos sacan sorpresas a cada vuelta de esquina, esas que aun cuando ya es tiempo de ir a la cama, se quedan murmurando en algún rincón de la recámara para acompañar la inquietud de nuestros sueños de infancia. Creo en el juego con una fe de gallinita ciega, dando tumbos con las manos y las sonrisas extendidas al frente. Alguna vez le he dicho a alguien que cuestionaba mi método del juego a ultranza que la diferencia entre el juego y "la vida" como se suele ver, es la diversión, no la falta de seriedad, ni de compromisos: los juegos son muy serios, tienen reglas, se respetan códigos y tienen su propia ética, en los juegos se pone las manos para ser quemadas si así se requiere, se emp...

Caricias madrugadas

Me amarás por mis ojos, que se humedecen del mar de tu aliento, me dejarás que te llene siempre los oídos con mis cantos ligeros, sirena de tus misterios, me dirás a los amaneceres siempre que no se nos acabe el tiempo, que sigamos siendo estos en el amor y en el sueño, en la forma de añorarnos a pesar de estar lado a lado, navegando por las mismas profundidades, aun sin tocarnos. Hoy de nuevo te sueño, no sé si es que te dije ésto y aquello durante la noche, muy quedito para no despertarte, o es que me he soñado que te lo gritaba de un lado a otro de las ruidosas calles de las ciudades que nos inventamos para tener sueños con gran escándalo. Luego, nos amanece, en la cama que nos abraza, nos besamos de nuevo, besos con sonrisas, en calma, sin las pretensiones ni las ansias de los primeros tiempos. Otra vez soñé contigo, te lo digo, y me río de lo absurdo que suena el estar soñándose al que descansa a nuestro lado, y te ríes también de mi risa que no comprendes. Y entonces sentimos esa...